En el año 2009 yo tuve una enfermedad muy grave, debido a la ruptura de un aneurisma cerebral yo tuve una hemorragia cerebral muy fuerte que casi me cuesta la vida, ya que también se complicó mi situación debido a la negligencia médica que sufrí por parte del ISSSTE, que no atendió mi caso de manera adecuada.
Antes de enfermarme yo trabajaba en dos lugares, en la DGEST y en un CENDI, en donde me encantaba trabajar.
Todos los días buscaba materiales, libros y preparaba mis clases lo mejor posible. En el salón de clases me sentaba en una de las sillitas que están con las pequeñas mesas, esperando a mis alumnos, quienes al llegar me abrazaban uno a uno, para después comenzar la clase, los cantos o los juegos. Al finalizar, todos me abrazaban nuevamente y así llegaba otro grupo, para repetir lo mismo. Los niños eran maravillosos y disfrutaba mucho enseñarles.
Yo usualmente no era una persona que gustara de abrazar a nadie, no porque no los quisiera, sino por pena o algo similar, incluso a mi hija y a mi mamá no las abrazaba mucho, tal vez porque no estaba acostumbrada a ello, pero las cosas cambiaron después.
Recuerdo que al enfermarme estaba en el hospital, rodeada de doctores, enfermeras y máquinas. Recuerdo a mi hija que estaba conmigo, a mi mamá, ambas pacientes y sonriendo. Yo no podía moverme pero podía sentir el apoyo de mis familiares, mis compañeros del trabajo, mis amigos, todos preocupados, pero presentes.
Estar en cama era algo difícil porque sentía calor, quería caminar, pero no podía. Mientras estaba en un estado en el que mentalmente no podía controlar mi cuerpo del todo, creo que incluso le pegué sin querer a mi tía y a una prima, no a propósito, sino porque no podía medir mi fuerza y yo quería acariciar sus rostro.
Cuando al fin pude dejar la cama y me recuperaba mentalmente, pude hacer muchas cosas y recuerdo ahora a mi hija, a mi mamá, a mis tíos y tías, primos y primas, a toda mi familia. Incluso a mis pequeños alumnitos que me visitaban y comencé a abrazar a toda esa gente que me demostró tanto cariño en tiempos tan difíciles.
Y así comencé a abrazar gente.
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